miércoles, 4 de julio de 2012

FRANCISCO VALERIO REQUENA / EL CASTILLETE DE AURELIA


FRANCISCO VALERIO REQUENA / 
EL CASTILLETE DE AURELIA

FRANCISCO VALERIO REQUENA


            Francisco Valerio Requena, arquitecto, pintor, escultor, muralista, tallista, vitralista y diseñador popular nacido en 1927 en Macarao, Caracas, Distrito Capital, Venezuela; hijo del matrimonio alemán-español  entre Heriberto Requena y Rosa Maizo, comenzó a pintar desde los  doce años de edad sin tener ningún maestro, como  todas las actividades artísticas que emprendió. Fue también carpintero y albañil. A pesar de que su grado de instrucción no superó la educación primaria, sus dotes de artista, artesano, son excepcionales debido a su capacidad innata para la  observación y la destreza manual, de concebir el espacio, el color y la forma, de manera intuitiva.

            A principios de los años cincuenta, cuando gobernaba el país el dictador Marcos Pérez Jiménez se alista en el ejército. Estando en el cuartel conoció unos pintores, lo que estimuló en él deseo de pintar, que naturalmente, un espíritu tan inquieto como el de Francisco, terminó haciéndose pintor.

Mediados de los años cincuenta, sale del cuartel, época en la cual se residencia en San Pedro de Los Altos, Estado Miranda, donde conoce a Lourdes Pérez Martínez con quien se casa y tiene una numerosa familia de once hijos. Su relación con los padres de su esposa es excelente y de manera muy particular con Aurelia Martínez, la abuela de Lourdes. El terreno donde el artista va a construir posteriormente El Castillete era de ella.

Con una familia a su cargo, Francisco Valerio Requena ingresa a trabajar como caporal en el Instituto Nacional  de Obras Sanitarias (INOS), fundada en 1943, en el gobierno del Presidente Isaías Medina Angarita, como responsable del suministro de agua potable. En esta institución va tener la responsabilidad de mantener limpio el dique de Agua Fría,  ubicado en una zona rural en San Pedro de Los Altos, para la época. El contacto con la naturaleza y su sensibilidad artística determinó en alguna medida su trabajo pictórico de tendencia paisajista influenciada por el romanticismo alemán del XIX, con la aclimatación cromática determinada por la luz tropical, tanto en la pintura de caballete como la muralista. Cabe destacar que los murales hechos con cerámica tienen más parentesco con el  abstraccionismo geométrico, vulgarmente conocido como “pintura a rayas”, que fue en los años cincuenta fue la tentativa más ambiciosa para incorporar el arte a la arquitectura, tendencia ésta que se conoce como la integración artística y constituyó un movimiento con numerosos partidarios en la década antes indicada, tales como:    Alirio Oramas, Mateo Manaure, Alejandro Otero, entre otros; momento de apogeo del abstraccionismo al que habrá que volver siempre que se habla de  la Ciudad Universitaria de Caracas, ejemplo vivo de integración artística, en la que existe, desde luego, en menor escala, con El Castillete de Aurelia; que para decirlo con palabras de Carlos Raúl Villanueva, salvando las distancias, Francisco Valerio Requena logra la “Síntesis de las Artes”.

De manera general, su obra puede ser calificada de arte y diseño, de la que se sirve para realizar su obra cumbre: El Castillete de Aurelia. En él integra elementos artísticos, artesanales y de oficios como la carpintería, albañilería, herrería, cerámica y “trecandis”, con una concepción, por una parte, estrictamente artístico y por la  otra utilitario y funcional.

Su obra artística más conocida fue la pintura, por razón de que hizo exposiciones individuales y colectivas. En 1965 realizó su primera individual en la Casa de la Cultura de Los Teques, Estado Miranda. Cinco años después realiza otra en la sala de exposiciones de Fuerte Tiuna, en Caracas, año en que participa también en una muestra colectiva en la Base Naval Agustín Armario de Puerto Cabello, Estado Carabobo y otra individual en la Casa de la Cultura, organizada por el Instituto de Comercio Dr. Jesús Núñez Tebar, de la capital mirandina, con nueve obras. Sus pinturas están en colecciones privadas en países como: Italia, España, Francia y Portugal. Estuvo activo como pintor desde 1939 hasta su muerte ocurrida el 11 de septiembre de 2001.

EL PINTOR

            La pintura de Francisco Valerio Requena es de altísima calidad,       y es, tal vez la más conocida de su trabajo debido que en vida participó en numerosas exposiciones, en: Los Teques, Puerto Cabello, Caracas, y Ciudad Bolívar. El conjunto de obras aquí presentadas es parte de la colección que está en las paredes de El Castillete de Aurelia. Como se ha dicho anteriormente, Requena no estudió arte en ninguna escuela o academia, es un pintor autodidacta. Es uno de esos casos curiosos que se da en el arte, en que la intuición, la disposición innata hacia el manejo del color y del espacio de una suerte de linaje de hombre que se hacen pintores por una situación que es difícil de explicar. Sobre este punto refiere Vasari (1568/1978) en su obra “Vidas de los Más Excelentes Pintores, Escultores y Arquitectos”; que el pintor Giolto dibujó sobre “una piedra lisa y pulida, con un guijarro un tanto afilado,  una oveja del natural, sin haber aprendido la manera de hacerlo con ningún maestro que no  fuese la naturaleza… mereció ser llamado discípulo de la naturaleza, y solamente de ella” (p4-7). Este es, naturalmente, uno de tantos casos que registre la Historia del Arte.

            La pintura del maestro Requena, y en general de todos los artistas populares, no está sujeta a las tendencias impuestas por la Academia, aunque, en algunos casos, sin ellos saberlo coinciden con algunas de éstas.   La temática central de este artista es el paisaje. La protagonista es la naturaleza. En los recortes de prensa local que conserva su esposa Lourdes Pérez de Requena, se reseñan algunas exposiciones hechas por el artista, en la que, la crítica elogia su trabajo y lo circunscribe dentro de la influencia romanticismo alemán. Lamentablemente, la manera como hicieron la hemeroteca, no tuvieron la  prudencia de mantener la data de publicación y  el escritor. Ella refiere además un comentario crítico que hizo Francisco Da Antonio sobre su trabajo. Cabe recordar aquí, que el Romanticismo es una visión del arte, particularmente de la pintura, que rechaza la imitación de los clásicos, anteponiendo la libertad y el sentimiento a la razón. Este sendero del arte tuvo como principal exponente en Alemania a Caspar David Friedrich (1779-1840) quien hizo del estudio de la naturaleza su tema principal. Por ser este artista educado dentro de la fe  protestante su obra no se ocupa del tema religioso.

             Tal vez vio en revistas o cromos obras de los pintores alemanes del siglo XIX y la situación  de trabajar en la zona rural rodeado de paisajes influyo en sus trabajos artísticos. Si miramos la pintura paisajista  alemana de esa época de Friedrich Schaper, Heinrich Harder, Carl, Becker, Friedrich Kallmorgen, entre otros, veremos cierta cercanía, en la manera del tratamiento del paisaje en cuanto a forma y volumen,  claro salvando la condición lumínica, encontraremos fuerte influencia en su pintura. La pintura romántica tiene un tinte autobiográfico, localista en donde el sentimiento por  la naturaleza por parte del artista encuentra en ella un mundo  idealizado. Es probable que muchos de  esos paisajes eran bosques, paisajes, fuentes, quebradas de la zona del dique del INOS en Agua Fría donde pasaba la mayor parte del tiempo. Estos paisajes reflejan libertad imaginativa y el individualismo o sentimiento metafísico de la naturaleza; refleja además un sentimiento místico del mundo exterior y la soledad del hombre enfocados en una visión personal que tiene el artista de la vida, de una vida apacible, sin presencia humana, donde la naturaleza es actor de un libreto que es la misma cosmovisión que tiene  de la existencia; en la que la manchas en la tela de vibrante cromatismo vienen a rematar y configurar parte de ella, como romántico que es aspectos o motivos que parecieran insignificantes y triviales vienen a ser sublime en su pintura.

       Además de paisajes, pintó también naturalezas muertas (mazo de flores) donde las manchas de colores vibrantes y el sentimiento puesto en ellas le da un carácter personal y autobiográfico. Muchas de las obras pintadas por el artista vienen a conformar los elementos decorativos de El Castillete de Aurelia. Ejecutó algunos retratos, de los que cabe mencionar el de Lourdes Pérez Martínez, pintado hacia 1963 y el de una mujer que aunque no está fechado por la calidad de la obra se puede ubicar en su etapa de madurez como pintor. Un rostro angelical, donde se observa una pincelada firma y sin vacilación que denota una buena difuminación del color y tratamiento de las carnes y la expresividad del rostro; se puede sin duda, afirmar que el maestro Francisco Requena es un conocedor de su oficio.

            En un comienzo, el pintor preparaba sus pinturas con sustancias naturales, con tierras diluidas en aceite, luego comienza a pintar con óleo, material que empleó para desarrollar su obra teniendo como soporte la tela. Por lo menos las obras que están en las paredes del Castillete de Aurelia y las que quedaron en una habitación en resguardo, algunas de ellas sin terminar, es el mejor testimonio. El trabajo con el óleo, es limpio, sin empaste, bien ejecutado los contrastes, la degradación del color anuncia un manejo excepcional del claroscuro y de la técnica pictórica con este material. Las obras expuestas aquí abarcan desde la   década de los sesenta hasta la de los noventa, las cuales son el vivo ejemplo de un trabajo de calidad, que solo un creador con intuición del color, con ingenio y amor por la pintura pudo realizar un trabajo transcendente.

Paisaje, 1992 

Paisaje,1999 ( Mural Detalle)

Naturaleza Muerta,1991

Paisaje,1991 


Paisaje,1990

Paisaje,1984

Mujer con Velo,s/f, Colección Manuel Bas

Retrato de Lourdes Pérez Martínez, 1963

Orquideas,1975. Colección Manuel Bas


EL CASTILLETE DE AURELIA
MI VISITA A EL CASTILLETE
Vista Frontal


Casa de la calle Páez , Los Teques

            La noticia de la existencia de este monumento de la arquitectura popular venezolana me llegó a través de mi alumno, pero sobre todo mi amigo, Carlos Pérez; con quien realicé varias visitas, a este lugar. Aunque el título singulariza varios viajes que hice a este lugar, tómenlo, como literalmente deseó, solo un título sugestivo. En la primera visita, Carlos Pérez me presento a la señora Lourdes Pérez Martínez la esposa del Maestro Francisco Valerio Requena. De esta experiencia tuve dos impresiones. La primera, fue  la que me inspiró la fachada de El Castillete de Aurelia, me pareció arte marroquí, por la manera como las  paredes de la fachada estaban cubiertas de cerámica, no solamente colocadas por un albañil, sino de un artista. La segunda, sin duda alguna, la gentileza exacerbada de la señora Lourdes, quien nos condujo por los distintos aposentos y corredores; me sentía como visitante de museo,  naturalmente como si estuviera haciendo una visita guiada. En la medida que recorríamos la casa, era como descubrir valiosos tesoros artísticos. La fachada de la casa, caí en cuenta, era como la tapa de un hermoso cofre lleno de reliquias artísticas.

            Innegablemente quedé algo desconcertado, al decirme la señora Lourdes Pérez que todo lo había hecho Francisco Requena. Me vino a la memoria la iglesia de San Rafael de Mucuchíes, Estado Mérida que tiempo atrás había hecho Juan Félix Sánchez, claro está salvando la distancia en cuanto a materiales, estilo; pero considerando el genio creativo y la voluntad de ejecución, hay cierta cercanía. También pensé en la casa de Rosa Vegas en el barrio El Viñedo, Barcelona,  Anzoátegui, hecha por ella misma con barro y caña amarga, con unos exquisitos frisos policromados en las paredes externas e internas de carácter religioso, equipada con pinturas, esculturas, murales, moviliarios, todo; todo ejecutado por la artista. Esto lo refiero, debido a que este extraño talento como el de Francisco Valerio Requena no se ve siempre. Que tiene cierta similitud en cuanto a convertir una casa en una obra de arte. O quizá tiene un parentesco con Antoní Gaudí, en la manera del empleo de la geometría y el volumen, o la manera como integra a la arquitectura, toda una serie de trabajos artesanales, que el dominaba a la perfección, cerámica, vidriería, forja de  hierro, carpintería, etc. Pensé también en Carlos Raúl Villanueva por esa aspiración de reconducir la arquitectura, la pintura y la escultura a la cohesión interna inextricable y significativa, en la que plantea una síntesis, las artes conservan, sus características tradicionales, particularmente la pintura y la escultura, como una especie de comunidad viviente de las artes, como lo hizo con la Universidad Central de Venezuela con la creación de la Ciudad Universitaria, que por su grandeza la UNESCO la declaró el 30 de noviembre de 2000 Patrimonio Universal de la Humanidad por sus inigualables valores arquitectónicos, urbanísticos y artísticos.

            Fue entonces, frente a estas reflexiones y la tertulia que sostuvimos Carlos, Lourdes y yo, cuando me di cuenta que El Castillete de Aurelia fue construido por un verdadero creador, por un artista genuino. Que era una obra de arte como totalidad. Que constituía arte y diseño. Los oficios triviales en el sentido del manejo común de ellos, como la carpintería, herrería, albañilería, toman un sendero diferente del que ordinariamente tienen, este creador los sublimiza, le da un sentido artístico.

            Naturalmente que toda esta reflexión que he hecho hasta aquí, no deja de estar ausente de plantearme en relación a los dotes de este singular hombre: pintor (de mural y  caballete), escultor, arquitecto, albañil, herrero, carpintero, maestro de obra, vitralista, dibujante, artesano, mosaiquista, curandero, obrero del INOS y  otras tantas cosas más que la providencia divina dotó con excepcional talento, que me recuerda aquel soneto que escribió Miguel Ángel Buonarroti cuando tenía 81 años, que Vasarí reproduce en la biografía de aquél, de la que reproduzco dos versos que en alguna medida ilustra la vida del maestro Francisco Valerio Requena. “Aquella afectuosa fantasía / Que hizo del arte reina idolatrada Vasari”, (1568/1978 p.322).

CONSTRUCCIÓN DEL CASTILLETE

        La construcción de El Castillete de Aurelia se ejecutó en un período de tiempo que abarca desde 1976 hasta 1988. Si se considera que esta es una obra de carácter civil, exenta de inspiración religiosa, como comúnmente se ve en otros artistas, que viene a ser aderezada ornamental y decorativamente con cerámica o mosaicos o trecandis, todas sus paredes, pisos y techos; con un exquisito trabajo en tallado en madera de los portales, y las puerta; el diseño de las rejas excelente y en general de todo El Castillete, fue obra de Francisco Valerio Requena, al igual que el presupuesto de éste; sin tener estudios formales alguno en ninguno de estos oficios, es un logro excepcional, como voluntad individual creativa.

         Antes de la construcción de El Castillete de Aurelia, el artista llevó a cabo una obra inspirada en los mismos elementos arquitectónicos hacia 1969, esta casa está ubicada en la Calle Páez, en Los Teques, Estado Miranda, El Castillete está ubicado en San Pedro de Los Altos, de la entidad federal antes indicada. Su construcción está caracterizada por dos rectángulos que hacen ángulo recto en forma de cuadrante sobre una loma o montaña en la que el primer piso toma el nivel de la parte más alta del terreno, por debajo de éste está una especie de sótano, por encima el segundo piso, rematando en una torre-mirador como la parte más alta de la construcción.  La entrada está por la parte lateral derecha por una escalinata en pendiente que da con la puerta de entrada. 

       Indiscutiblemente este monumento arquitectónico está inspirado en el arte islámico, caracterizado por la prohibición de la representación figurativa, tanto escultórica como pictórica, la arquitectura resulta ser el campo artístico más destacado, inspirada naturalmente en la vida espiritual que manda el Corán. La prohibición en este texto religioso de representar figuras contribuyó a que el campo de ornamentación decorativa sea el más original de la arquitectura árabe. El trazado geométrico de variadas figuras y la decoración vegetal conforman un estilo sumamente peculiar, al que se une la ornamentación epigráfica.

         Todas las superficies de la construcción: piso, pared, techo están cubierta de mosaicos con diseños geométricos donde Francisco Valerio Requena como arquitecto nos muestra un sentido innato de la geometría, el volumen, así como su gran capacidad imaginativa que le permitió proyectar mentalmente sus obras antes de pasarlas al plano o plantilla. En su obra arte y diseño, van de la mano. Emplea para su trabajo “trecandis”, palabra que en catalán significa “roto”, que es una especie de mosaico realizado con fragmentos cerámicos unidos con argamasa, típico de la arquitectura modernista, que fue inventada por Antoni Gaudi (1852-1926) máxima figura de la arquitectura catalán. La obra  de este arquitecto se caracteriza por ser una síntesis de todas las artes y oficios. Estudiaba hasta el más ultimo detalle sus creaciones, integrando a la arquitectura toda una serie de trabajos artesanales que dominaba a la perfección: cerámica, vidriería, carpintería; además introdujo nuevas técnicas en el tratamiento de los materiales, sobre todo los de desecho. Para Antoni Gaudí los materiales tienen infinito uso, todo está en el empleo adecuado con esta inspiración en formas geométricas como las de Gaudí se inspiró el maestro Francisco Valerio Requena con una visión de la arquitectura  como un todo, hace que su huella sea un sello de su trabajo artesanal en la que incorpora numerosos trabajadores, pero dirigidos por él. Para finalizar este punto, es conveniente decir que El Castillete de Aurelia esta hecho de concreto, es de carácter civil, exento de motivos religiosos a diferencia de otras obras de la arquitectura popular.

CONCEPCIÓN DE LA ARQUITECTURA Y DEL ESPACIO

            A pesar de ser El Castillete de Aurelia una casa de habitación, para lo que fue  pensada, no es menor cierto que su monumentalidad va de la mano con su concepción funcional. En esta obra de carácter civil arte y diseño van de la mano. Es una obra exenta de elementos religiosos, tanto la arquitectura en si misma como el conjunto de obra que la conforman: pinturas, tallado en madera,  inspiradas en el romanticismo alemán, que viene a ser para el artista una especie de reminiscencia o nostalgia que quizá provenga de su descendencia germana. En relación a los mosaicos y trecandis se puede observar una clara inspiración en el arte musulmán y en el arte de Antoní Gaudí respectivamente, en la que la intuición del color de Francisco Valerio Requena es excepcional. Su obra en alguna medida es cercana al abstraccionismo geométrico de Mondrian.

            La arquitectura de El Castillete está ejecutada desde una visión de totalidad donde se integran los trabajos de: pintura, vitral, talla en madera, herrería, cerámica; pero desde una visión artística que este creador dominaba a la perfección. Se puede decir que los elementos decorativos encajan como en un rompecabezas artístico, en la   que cada pieza de cerámica, cada pedacito de vidrio armonizan elocuentemente. Con este trabajo este creador logra una especie de integración en la que no hay un marco previo porque es la misma conformación, la misma actitud del trabajo humano, lo que le van a dar significado unitario con cohesión de forma, al mundo funcional y espacial de las personas que habitan la casa.

            El trabajo  de Requena es monumental si consideramos que es una obra realizada de manera personal por el mismo artista, incluso todas las artes que la integran, el presupuesto y como proyecto de vida o como reto, individual con cierto aire de perpetuidad. El parte de una concepción del espacio, de un espacio intimista, a la medida y escala de la gente que la habita.  El artista considera, que el medio expresivo especifico de la arquitectura es el espacio interno, el espacio fluido usado, gozado por los hombres. A partir de la invención esencial del espacio como lugar privilegiado de la composición, como clave secreta de todo proyecto, se articula la caja volumétrica; se concreta la estructura portante. Vibra con el color y la textura visual lograda. El color superpuesto, el color, por así decirlo, superficial, es tan importante como el valor natural de la textura del medio empleado y tanto como la luz, para los efectos visuales de la arquitectura, y es con el juego de estos tres elementos, Requena ha concebido el espacio elocuente y grandioso.

ARTE POPULAR APLICADO A LA ARQUITECTURA

            Desde tiempos remotos al presente, el arte ha jugado un papel importante en la vida humana, como vehículo de comunicación que se ha traducido es testimonio histórico. La representación de escenas integradas en espacios abiertos o de habitación han estado desde la prehistoria. Se pueden citar como ejemplo los bisontes de las pinturas rupestres de la cueva de Altamira, España; los frescos egipcios en la Gran Pirámide; las pinturas de Pompeya, Italia; en la cultura románica las pinturas al fresco de la Catedral de Canterbury: El Juicio Final en la Capilla Sixtina; los frescos de Teotihuacan, México. Esto demuestra lo arriba afirmado, no obstante, significa también, que el arte tiene además un fin utilitario, lo que no quiere decir que no sea excelente calidad. Hay quienes piensan que el arte se hace con un fin estrictamente decorativo, lo que yo considero un criterio estrecho y reduccionista, naturalmente el sentido es de expresar ideas y quizá el medio más antiguo que haya inventado el ser humano. La intención innegablemente es de estar al servicio del hombre. De esto no hay duda y el tiempo lo ha demostrado. Se ha pensado también que aquellas obras de arte, independientemente de la categoría, que el artista, hace por encargo, para ser integrado a espacios arquitectónicos es de menor calidad. Esto es una verdad a medias, debido a qué es verdad de que hay arte por encargo mediocre; y que en muchos casos el excesivo trabajo del artista, que sobrepase, sus límites creativos pudiera terminar por desmejorar su trabajo; pero hay que considerar también que los museos y los espacios arquitectónicos están llenos de obras por encargo de excelente calidad. Cito dos casos para finalizar este punto. Los frescos hechos por Miguel Ángel Buonarroti en la Capilla Sixtina y la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci.

            El arte popular venezolano no ha tenido un camino distinto. Desde la antigüedad, refiere Duarte (1983) la iconografía fue el vehículo que la Iglesia Católica aprovechó para la  enseñanza de la religión. Los pintores populares coloniales se dedicaban casi exclusivamente al género religioso, servían a Dios de esta manera. Con las medidas del obispo Diego Antonio Díez Madroñero, dictadas en 1766 las  reproducciones de pasajes de la Biblia tomaron un fuerte auge. Desde entonces se ha tenido por costumbre de escoger un patrón de la casa y adornar el zaguán con su efigie. Esto desde luego, hizo que aumentara la demanda de pinturas y tallas a los artistas, quienes las hacían a solicitud del interés de particulares. La raíz del arte popular venezolano está en la  creación de estos artistas.

            Más en nuestro tiempo, Perán Erminy, (1988) refiere las pinturas y poesías de Antero Aparicio en San Fernando de Apure, que  como tantos otros pintores de ese lugar y tiempo pintaban escenas y paisajes en las paredes de las casas. También cabe  señalar las pinturas de bares de P. Martínez, muy famosas y  las de Bruno Graziani, quien tiene el mérito de haber pintado varios millares en casi todos los pueblos de Venezuela. Estos son ejemplos de la pintura popular aplicada a la arquitectura. El maestro Francisco Valerio Requena es uno de estos artistas que ha encontrado en el arte una manera de expresar los sentimientos. El Castillete de Aurelia es una obra concebida por él en la que derrocha sus dotes artísticas. En la sala pinta un paisaje (mural) hacía 1999, que viene a contribuir a la decoración de la casa, y otros elementos artísticos como la talla en madera, trecandis, la disposición de la cerámica en la que denota un manejo intuitivo del color, que ha pesar de ser   un artista popular la manera en que coloca los mosaicos, pareciera, aunque no conoce el abstraccionismo geométrico de Mondrian, estar emparentada con la obra de este artista.

            La disposición de los vitrales sigue más o menos este mismo orden. Requena, sin saberlo está emparentado con los abstraccionistas geométricos por su concepción del arte aplicado a la arquitectura, sus formas geométricas y la manera del manejo del color. Sobre este punto Perán Erminy (s.d) señala refiriéndose a los abstraccionistas “proclame que el arte debe estar en la casa, en el apartamento, debe modificar las ciudades y penetrar en todos los estratos; debe también, el arte, servirse de la tecnología contemporánea y hacer uso de nuevos materiales”… (p.100). Creo que este es en alguna medida el concepto que maneja Requena en la construcción de El Castillete de Aurelia. Claro hay que agregar también, que el artista busca además una decoración plástica que cambie el concepto de la edificación, como hacer sentir al arte en la vida humana. La obra del artista (El Castillete de Aurelia), teóricamente no se trata de una superposición ni una suma de artes, sino de una sola idea creativa surgida colectivamente, en la que albañiles y trabajadores de la construcción bajo su mente rectora. Es definitivamente una combinación de arte y diseño. Veamos con detalle, de manera general algunos de los elementos artísticos de esta obra monumental.

EL  VITRAL. El Castillete de Aurelia tiene dos vitrales; uno en la sala y el otro en el segundo piso, lateral derecho. Este tiene una función de tragaluz para la iluminación natural lo que se traduce en un ahorro de luz artificial, esta es la razón de lo colosal del tamaño. También tiene un fin eminentemente decorativo y artístico. Éste está elaborado con tres colores: verde, azul y rosado con motivos geométricos (cubos) que dan la sensación de volumen y ritmo.


EL TRABAJO EN CERÁMICA. Una mirada al trabajo en cerámica revela, a simple vista, que su ejecución fue un trabajo titánico. Tanto en el exterior como  en el interior de El Castillete sus paredes, techos, pisos están cubiertos de mosaicos, de variados tamaños. En menor cantidad emplea vidrios de pequeñas dimensiones. En la parte lateral la pared ésta dispuesto un trabajo en cerámica en forma geométrica excepcional. Este espacio, el artista lo divide prácticamente en dos planos. La característica de la cerámica en este caso, es rectangular. El primer plano (de entrada) las cerámicas están puestas en forma vertical en la que el maestro emplea colores: marrón, blanco, gris azulado, turquesa, azul claro, puestos de manera rítmica. El otro  plano están dispuestos los azulejos (rectangulares) de forma horizontal dispuestos también como el anterior en forma geométrica en la que están presentes colores: negro, amarillo, blanco, verde claro, azul; cuyas características desde el punto de vista artístico está emparentado con el abstraccionismo geométrico.

Francisco Requena es uno de los creadores que sabe inteligentemente darle un uso adecuado a los materiales desde dos vertientes: el estrictamente utilitario y artístico. Recicla los materiales de allí el trabajo con el trecandis con el que desarrollo unos diseños geométricos excepcionales. El  segundo piso, es una especie de patio central el artista realiza un diseño en forma de cuadrados repetidos simétricamente en serie, cuya característica es que el perímetro de éste, está compuesto por cerámicas rectangulares que vienen a rematar las esquinas con pequeños cuadrados que  cierran la figura en la que dispone los pequeños fragmentos de cerámica rota con la que elabora unas curiosas figuras geométricas de agradable diseño visual de excepcional calidad, que supone además un trabajo paciente y laborioso para colocar los pedazos  y un manejo del color con maestría. 


EL TALLADO EN MADERA. El tallado en madera es de buena factura. Tiene un valor decorativo y funcional, sin dejar de lado lo artístico. No olvidemos que el maestro Requena todo lo ve con su ojo de artista. Este trabajo bifurca hacia dos direcciones: el mobiliario de la casa construido por él mismo artístico exquisitamente decorado al igual que el trabajo de las puertas y los arcos de entrada. La puerta de entrada está compuesta de tres paneles: el central  de mayor dimensión mientras que los laterales: derechos e izquierdos tienen las mismas dimensiones, aunque son más pequeño que el del centro. El panel central está dividido en dos planos verticalmente distribuidos. En el de arriba está tallado en altorrelieve en el que representa dos sirenas aladas aguantando un jarrón en forma de copa con motivos florales. El panel de abajo aparecen motivos florales también, dentro de un círculo está tallada la cara de un león. Los paneles tanto derecho como izquierdo están trabajados y representados con los mismos motivos. Está dividido en dos planos verticales, en el de arriba aparece una jarra con flores y frutos; en el de abajo aparece un hombre de perfil con un casco estilo soldado medieval dentro de un círculo. El panel derecho e izquierdo, tienen un tallado igual en cuanto al contenido artístico. 

            La puerta de la cocina es una bella joya escultórica. Es un trabajo en altorrelieve en madera de caoba sin policromar. Aparecen en escenas dos mujeres desnudas con aves y flores agarrando una copa con dos aves sobre ésta. Esta puerta también está dispuesta con dos planos verticalmente utilizado, lo antes descrito pertenece al plano de arriba. En el de abajo esta una copa con frutas con dos aves sobre la copa. Este trabajo está inspirado en el romanticismo.

            Cabe comentar dos arcos en madera bellamente decorados con motivos florales y frutos con un busto en el centro de cada uno  trabajado en madera de caoba en altorrelieve sin policromar. Éstos fungen de guardianes de los aposentos. Uno de estos arcos da a la sala y el otro al pasillo que da hacia la escalera que conduce al segundo piso. 

            La otra vertiente que comentaré aquí en relación al tallado en madera es el mobiliario, hecho por el mismo artista, trabajado en alto relieve barrocamente decorado con motivos naturalistas en la que combina  arte y diseño y los elementos artesanales. Tanto la cama, como mesa de noche y de la sala denota un trabajo de carpintería de alta calidad al igual que el trabajo artístico, en la que lo funcional y artístico no  están reñidos; por el contrario se integran. 

LA FORJA DE HIERRO. El trabajo de herrería fue diseñado por el artista con motivos arabescos y naturalistas en la que algunos detalles parecen flores. La forma de la reja de la torre, que cumple el papel de mirador está hecha de manera cóncava. Todo el trabajo de herrería de El Castillete de Aurelia fue diseñado por Francisco Valerio Requena, en la que naturalmente le imprime su sello artístico.


ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES

            El maestro Francisco Valerio Requena, es de un linaje de artistas que sin haber tenido estudios formales, ni en ninguna academia de arte, es un genuino artista. Un artista que le corre por las venas la intuición del color, la forma y el espacio; el manejo de oficios y destrezas artesanales que muy sabiamente pudo integrar a su obra maestra: El Castillete de Aurelia. Éste puede ser considerado un monumento como totalidad de obra artística. Fue una osadía y un reto para un hombre trabajar por más de una década en este proyecto, en la que el mismo trabajo directamente tanto en el diseño, decoración y trabajo manual. El Castillete de Aurelia, lo artístico, es hoy por hoy un ejemplo de arquitectura popular donde convergen de manera ecléctica distintas categorías, tendencias dentro de las artes y ser integradas de manera ecuánime.
            Quizá nunca escuchó hablar de Mondrian, ni de Gaudí, ni quiso que su templo arquitectónico tuviera carácter religioso, como sucede a menudo con los artistas populares. Su trabajo está despojado de esta pretensión; es más bien una obra de carácter romántica, claro está, salvando las distancias, no solo en lo artístico sino en lo personal, con influencia naturalista, en el arte islámico en su geometría, sentido de perennidad, en la que Francisco Valerio Requena supo integrar diversas artes como un todo.



HABLA LOURDES PÉREZ MARTÍNEZ
            Nací aquí en San Pedro de los Altos, cuando había tres casas. Esto era cafetales del terrateniente Manuel Gómez. Donde estaba la Pepsicola era de este señor. Nací en el treinta y siete, diez de diciembre. Toda mi vida he vivido aquí, al lado era de mi papá. Mi papá era de aquí, Felipe Pérez. Francisco Valerio Requena era nato de Macarao, hacia Las Adjuntas, para arriba. Era hijo de alemán y español. Tuviera ahorita 82 años. Hace doce años que murió, murió el 11 de septiembre cuando lo de las “Torres Gemelas”. Todo lo aprendió en el Ejército cuando Pérez Jiménez. El no estudió pintura ni nada de eso. Era vigilante del INOS, en La Culebra, un canal de agua, lo cuidaban porque parte del agua va a Macarao. Era vigilante de esos sitios donde había agua, se cuidaba con esmero para que el dique no le cayera basura. El había visto en el cuartel otros que pintaban, eso lo trajo del cuartel. Era albañil, era carpintero. Los vitrales los hizo él. Los espejos se compraban cortados, él mismo los pegaba, él los marcaba y luego los pegaba, hacia una plantilla con los colores para ver como los quería. Hacia primero los diseños y luego los pegaba, los dibujaba como lo iba a hacer. El terreno donde hizo El Castillete era de mi abuela Aurelia Martínez, por eso le puso El Castillete de Aurelia; mi abuela y él eran clase aparte, era como hijo de ella; igual con mi mamá. Duró doce años haciéndolo. Él tenía la idea como lo quería, no hizo plano, la idea le iba saliendo. Lo que quedaba en trozo de cerámica no lo botaba, así como usted ve los trocitos de amarillo, de verde; no botaba nada de eso. Todo lo hizo él. El curaba con la luna, cuando estaba llena, depende de la enfermedad te decía cuando tenía que venir. Los curaba salían caminando. Hace unos dos años vinieron unas personas de Barinas, no sabían que había muerto, se pusieron a llorar. Tenía albañiles que lo ayudaban, pero el que disponía de las cosas era él. Eran ideas de él: las mesas, las camas; todo estaba en su mente, lo que tenía dentro de sí lo sacaba fuera siempre estaba pintando, él hacia exposiciones. (Lourdes Pérez Martínez, entrevista personal, San Pedro de los Altos, 8 de mayo de 2012.)



Vista Frontal Izquierda

                                                                Vista Frontal Derecha

                                                              Entrada al castillete

Entrada Lateral al castillete

Patio central segundo piso

Torre Mirador

Vitral detalle

Puerta de Entrada

Puerta de Entrada


Puerta de la Cocina
Arco que da a la sala

Arco que da a la escalera

Cama

Mesa de Noche

Mesa de Recibo

Rejas de Hierro Forjado



Referencias.
-Duarte, Carlos (Febrero, 1983) Iconografía Popular. En: Armitano Arte, N° 2, Revista Bimestral. Caracas: Armitano Editor.
-Perán, Erminy (s.d) La Pintura en Venezuela. Las Nuevas Corrientes. En: Calzadilla, Juan (Comp) (1967) El Arte en Venezuela. Caracas: Edición Especial del Circulo Militar-
-Perán, Erminy (1988) Para Ilustrar un Arte de Pueblo. En Diaz, Mariano (1991) Fabuladores del Color (2da ed). Caracas: Fundación Bigott
-Vasari, Giorgio (1568/1978) Vidas de los más Excelentes Pintores, Escultores y Arquitectos (11ma ed). México: Editorial Cumbre, S.A. Traductor: Julio E. Payró.




FRANCISCO VALERIO REQUENA/ EL CASTILLETE DE AURELIA

TEXTOS Y ENTREVISTAS:
Manuel Bas. Profesor Agregado, Universidad Simón Rodríguez
ASISTENTE TÉCNICO:
Eduardo Palmera
Deisy Alejandra de Pérez
T.S.U Mairym Gómez
CURADURÍA:
Manuel Bas.
FOTOGRAFÍA:
Carlos Pérez
DISEÑO Y MONTAJE ELECTRÓNICO:
Licda. Rocío Palmera
AGRADECIMIENTOS:
Carlos Pérez
Lourdes Pérez Martínez
Deisy Alejandra de Pérez
LAS OBRAS QUE NO TIENEN REFERENCIA DE PROPIEDAD, PERTENECEN A LA COLECCIÓN DE LOURDES PÉREZ MARTÍNEZ, SAN PEDRO DE LOS ALTOS, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA.


LOS TEQUES, ESTADO MIRANDA, VENEZUELA, JUNIO  DE 2012