lunes, 26 de julio de 2021

ARMANDO R. ANDRADE LA FORTUNA DE HABER SIDO UN GRAN PINTOR

 


ARMANDO R. ANDRADE LA FORTUNA DE HABER SIDO UN GRAN PINTOR

Manuel Bas 

Dr. en Cultura y Arte para América Latina y el Caribe

Instituto Pedagógico de Caracas

manuel.bas@hotmail.com 

Caracas, D. C., Venezuela

     Hace un siglo, un 24 de julio de 1921, en la pequeña aldea para entonces, de Río Chico, estado Miranda, Venezuela, una tejedora de cestas para recolectar cacao, llamada Antonia Andrade y Ramón Mayz tuvieron un hijo que llevaría por nombre Armando Rafael. Hijo natural, hijo del abandono, por lo cual quizá nunca, el futuro pintor colocaría en sus cuadros el apellido de aquel progenitor, que jamás fue padre para él. En 1928 su madre lo envía a la escuela de Higuerote con el maestro Guillermo, asistió dos veces a clases  en primer grado, y no fue más. Un año más tarde, para colmo de su desgracia, queda huérfano de madre. Entre 1929-1937 trabajó en su tierra natal cargando agua, vendiendo leña y dulces, el trabajo que saliera. Aunque años más tarde confesaría que desde su niñez le gustaba la pintura pero tenía que trabajar, lo que le ocupaba el tiempo. Decía que él nació con la facultad de captar mentalmente los detalles del paisaje y de plasmarlo en el soporte, gracias a la facilidad que tenía para dibujarlo. Esa manera planimétrica, de representar los lugares que él conocía, como el que está acostumbrado al uso de la regla, como diría Alfredo Armas Alfonzo, hizo de Andrade un artista excepcional, que incluso, Juan Calzadilla lo compara con César Prieto.

     En 1938 llegó a Clarines con la familia Marcia Acosta de visita a la residencia de Adán Cabeza Coche donde se quedó viviendo. En esa época juega en el equipo de béisbol Los Halcones de Remigio Camero. Al año siguiente, se va voluntariamente al servicio militar, es destacado en Valencia, estado Carabobo, donde estuvo hasta 1942, saliendo de baja con el grado de sargento. En cumplimiento de la función castrense aprendió a leer y a escribir. Una vez en la vida civil, se traslada  a Cumaná donde trabajó de obrero en las tabaqueras. Ese mismo año retornó a Clarines, municipio “Manuel Ezequiel Bruzual”, estado Anzoátegui, donde se residenció hasta 1964. En este poblado de la cuenca del Unare se dedica a la carpintería y a la pintura. En esta ciudad conoció a Josefina Robles (Chime), con quien hace vida conyugal, formando una familia numerosa de 13 hijos: Luis, Orlando, Wilfredo, Franklin, Noel, Frank, Ana Rosa, Deyanira, Minerva, Josefina, Milena, Armando y Juaneggi; este último ya fallecido.

     En 1945 nació su primer hijo: Ana Rosa Robles. Ese año pintó su primer cuadro: Retrato de Remigio Camero, un amigo suyo, compañero del juego de béisbol y una gloria del deporte de Clarines. Y otros retratos que no han llegado hasta nosotros. Hacia 1956, pintó con esmalte industrial (sapolín) sobre cartón piedra su primer paisaje: Iglesia de San Antonio  Clarines que se lo vendió a su amigo Claudio Alén, encargado del telégrafo,  por un fuerte (5 bolívares) que éste colgó en la oficina telegráfica. Es, a través de Alén, que Alfredo Armas Alfonzo tiene noticias del pintor, a quien le compró dos cuadros pintados aquel año 56: Casa del Negro Lucas y Cerro de los Chivos. El Negro Lucas era hermano de Remigio Camero el personaje a quien Armando Rafael Andrade le hizo el retrato  en 1945. El Cerro de los Chivos, era parte del aviso publicitario que conjuntamente con las letras, anunciaba la razón social del negocio de Andrade. El año de 1957, Armas Alfonso envió los dos cuadros que le adquirió al pintor  al XVIII Salón Oficial  de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas. Con estas dos obras participó ese año en la IV Bienal del Museo de Arte Moderno, Sao Paulo, Brasil. Evento que fue ampliamente reseñado en la prensa capitalina.

     En 1964 se residencia en Barcelona, “totalmente se desvincula de Clarines por razones que nunca se dirán”, dice Alfredo Armas Alfonzo. Entre 1965-68 es empleado para hacer urnas en la Funeraria “San Celestino” de Zarina Villamini. En 1969, en el mes de octubre, expuso junto a Raúl Aquiles Savino en el Club de Leones de Barcelona con motivo del Primer Encuentro de Periodista Oriente-Sur por la Asociación Venezolana de Periodistas  Anzoátegui,  en la muestra titulada: Andrade y Savino  Dos Pintores Ingenuos de Barcelona, la cual  fue organizada por Alfredo Armas Alfonzo, incluyendo el texto del catálogo. En esa oportunidad expuso seis obras: Centro Profesionales de Lechería, La Cuadra Frente al Viejo Hospital, Calle de Portugal, Callejón de la Victoria, Calle Maturín y Calle San Carlos. Desde esta fecha hasta 1973 vivió en Santa María de Cariaco, Estado Sucre, donde trabajó como bodeguero y en las empresas pesqueras y tabaqueras de Cumaná, Edo. Sucre.

     Este año regresa a Barcelona, en ese entonces reside en una casa en la calle Anzoátegui, adyacente al Salón de Actos Anzoátegui. Desde ese año 1973, va a residir esta ciudad, hasta aquellos fatídicos días de diciembre del año 1999 cuando enferma de cirrosis hepática, debido a los años de bacanales, gracias a un dolor en el alma que lo aquejaba, que no voy a decir cuál, pero sí que fue el motivo de venida de Clarines para Barcelona; y de ser el cliente más exclusivo de Chemane en la compra de las bebida espirituosas  llamadas La Florida y RY. Pasaban los días y Armando empeoraba, motivo por el cual, dos  de sus hijos lo trasladan al caserío Guayabal de Píritu, a  la casa de su hija Ana Robles, el 23 de diciembre muere en este poblado, al día siguiente es llevado a  Clarines,  donde es velado,  el 25 es enterrado, en esta ciudad.

     Como un reconocimiento a su labor creativa, en 1975, Alí Brett Martínez le dedicó el trabajo: El Ingenuo: Armando Rafael Andrade Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo, publicado en la Revista Líneas Nº 215, Marzo, pp. 2-5, por C. A. La Electricidad de Caracas / Luz Eléctrica de Venezuela donde documenta gráficamente las siguientes obras del pueblo que lo acogió en su juventud: La Subida de Doña Fidelia; Perspectiva de la Calle de San Antonio; Cerro de los Chivos. En 1980, la Galería de Arte Nacional, en la gestión de director-fundador Manuel Espinoza, por intermedio de Alfredo Armas Alfonzo adquirió tres obras: Carrera 8, La Chica (1974); Píritu, Edo. Anzoátegui (1972) y Castillo de Cumaná, Edo. Sucre (1972), que pasaron a formar parte de su colección. En 1999, Rafael Strauss lo incluyó en el Diccionario de Cultura Popular, editado en Caracas por la Fundación Bigott. La Fundación Galería de Arte Nacional, lo incorporó en el año 2005 en su publicación Diccionario Biográfico de las Artes Visuales en Venezuela. Su obra ha sido comentada por críticos de renombre nacional como Juan Calzadilla, Perán Erminy, Francisco Da Antonio.

     Armando Rafael Andrade vivió una vida desafortunada; pero nos dejó a todos una gran fortuna: sus pinturas 

1). El Pintor. 1968 Catálogo de la exposición Armando R. Andrade, Galería Polo & Bot, Caracas, Venezuela.  Digitalización, Licdo.,  Esp. Víctor A. Hernández.



 
2). Cerro de los Chivos, 1956. (Tomado de Alí Brett Martínez, 1975, El Ingenuo Armando Rafael Andrade: De Fabricante de Urnas en Clarines a la Bienal de Sao Paulo. Revista Líneas, N° 215, La Electricidad de Caracas/Luz Eléctrica de Venezuela, Caracas, p. 5). Colección Biblioteca Nacional de Venezuela, Hemeroteca Nacional, Sala “Leoncio Martínez”, Caracas, D. C. Digitalizada por la Institución.


3). Iglesia San Antonio de Clarines, 1988.

Plaka /  cartón piedra

Colección Manuel Bas. Caracas, D.C., Venezuela

 


4). Iglesia de Píritu Anzoátegui (1970)

Plaka / cartón piedra

Colección Manuel Bas, Caracas, D.C., Venezuela

 

 

 

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